Meditaciones desventuradas.
Y fue ese el momento en el que supe que nada volvería a ser como antes. En el torbellino de lo nuestro, lo tuyo prevaleció y lo mío se fue con lo tuyo. Me explico; mientras tú te fuiste intacto, sin rasguños o moretones, yo quedé desahuciada. Te llevaste lo mío y lo tuyo, ganaste el doble y a mí me quedaron los escombros de todo lo que alguna vez fue.
Y ahí empieza a doler; duele la ausencia, duele el frío, duele pensar y no poder dejar de hacerlo.
Desconcierto
No entiendo nada, supongo que debí habernos dejado en borradores. Nos creé un mundo, pero tú no quisiste ser parte de el. O peor aún, el hecho de ser parte de el fue lo que te hizo entender que ese no era tu lugar. A lo mejor pido demasiado, espero demasiado, quiero demasiado y soy demasiado poco...
En este punto culparte se torna absurdo, tú no tienes la culpa de no querer contagiarte de lo que este manojo de inseguridades tiene para ofrecerte, lo tengo claro; soy muy buena destejiendo para enredar los hilos.
Caos
No encuentro la lógica, deberías estar, deberíamos estar, seguir dedicándonos lunas, poemas y esas cursilerías que nunca fueron lo nuestro, hasta que nosotros. Necesito olvidarte. ¿necesito olvidarte? No lo sé, sigues metido en mi pecho, lo quiera o no. y te perdono, los cientos de razones, los miles de problemas en fin… te perdono no amarme. Ya no me amas. Cada día me levanto y me lo repito cinco veces, mientras desayuno repito que no vas a volver quince y en la ducha me repito todo de nuevo y agrego que te odio otras veinte veces más. Pero no te odio, lo que odio es que te empeñes en permanecer en mi mente, que me hagas amarte aun sin saber nada de ti.
Sosiego
Mi mente no piensa, simplemente se deja llevar por el dolor. Qué complicado encontrar ese equilibrio entre odiar y amar, y es que están tan cerca, son tan letales ambos. Es tan fácil tropezar cuando el suelo se tambalea. No hubo más que señales, pero yo, absorta en mis realidades irreales, dejé que crecieras, explotaras y llovieras, y al despertar, aturdida, sentí en mis manos los escombros de todo lo que alguna vez fue.
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