Triple T
Una vez tuve un amor perfecto.

Una vez me amaron y anhelaron con una pasión tan humana como efímera, con los ojos de ilusión del amante desesperado. Y yo le amé, entre relatos de fantasía, canciones vehementes y brisas de mar que recorrieron kilómetros para estrellarse con nuestras carcajadas.
Nos bastó un día: para mí ya no había nadie y para él su órbita era yo. Después todo fluyó con naturalidad y, cuando llegó la hora de dejarnos ir, yo sufrí porque quise y él por costumbre, pero entendimos que estar enamorado es precisamente un estado y que a lo largo de la vida Eros constantemente pasa, batiendo sus alas, y alejándose.
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