Sublime
Sos mi hogar.
Y uno puede llegar a tener muchas casas, puede viajar por el mundo y
por cualquier espacio territorial, puede alejarse por días; conocer lugares
hermosos en los que quisiera vivir, calles que nunca quisiera dejar de
transitar, lagos en los que quisiera bañarse por siempre y bosques en los que
podría quedarse tendido y olvidarse de lo demás. Pero siempre hay un momento en
el que se extraña y, a pesar de tener en frente las riquezas naturales o
culturales más bellas de la vida, ningún sitio se piensa más reconfortante y
cálido como el hogar. Entonces sólo se piensa en volver a el, a veces con
locura, dejando todo tras de sí para disfrutar de su belleza con pasión,
bailando a lo largo de sus pisos, pintando sus paredes. Otras veces, con mayor
racionalidad, se vuelve buscando calma, disfrutando sus aromas y escuchando su
bullicio silencioso. También ocurre que, estando ahí, no soportás su encierro y
sólo pensás en salir de su monotonía, entonces empezás a modificar sus
estantes, limpiando y reagrupando todo lo que hay dentro. Hasta que todo vuelve
a sentirse perfecto.
Sin importar las circunstancias ahí estás para volver o disfrutarlo,
de diferentes formas, con otras perspectivas, pero no deja de parecerte el
mejor destino, porque es tu hogar. Así como vos.

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