Apnea

Usted es esa noche espesa que me enreda con cada susurro.

¿Le parece bueno y equitativo privarme por tanto tiempo de verle a los ojos? Porque le aseguro que mi sistema superior trascendente son sus poros y lo justo que yo pueda rozarlos siempre que quiera. Lo que no me parece es que se quede mirándome fijamente, porque me acostumbro a su mirada y luego usted se va y el vacío se vuelve tedioso, sobre todo porque no parece dos hojas de otoño naranjas y brillantes, y porque no me atrapa con cada pestañeo.
Necesito hacer encajar el principio de reciprocidad con el hecho de que sea usted quien me haga ver la luna, porque está alumbrando muy lindo y se pone del color que usted quiera, cuando la ve conmigo. Si quiere yo dejo que vulnere mi derecho a la intimidad, pero sólo porque así puede mostrarme todos esos sitios lindos que hemos soñado con ver y sentir... 

Deje que se me acorte la respiración y vuelva a caminar a mi lado, porque el camino es más soportable con su mano en la mía y porque el mundo ideal lo encuentro en su boca.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Con permiso

Historia impropia

Dudas existenciales