Obsesionario en la menor.

Me jode no poder verlo. Me joden sus publicaciones, su maña de sacarme en cara lo bien que la está pasando solo. Me jode la costumbre de pensarlo siempre que estoy leyendo un libro de Cortázar o poesía de Borges. Me jode que por la noche, sola en la habitación, empiezo a pensar en esa época en la que juntos hicimos y deshicimos bajo las estrellas... o bajo su techo. Me jode mucho, muchísimo, esta soledad, que me hace conocerme más de lo que alguna vez pude, que me hace darme cuenta de la falta de afecto que poseía por mí misma y que intentaba compensar aferrándome a usted.

Usted, que ahora me jode la vida; me la jode porque me dejó herida y poco a poco cicatricé, pero siempre se da el espacio para revisar de nuevo nuestras cicatrices y darnos cuenta de que hemos avanzado, de que no pensamos igual que en el pasado, de que sí; aprendimos, pero recordamos. 

En 5 minutos habré olvidado que escribí esto para usted, y espero no recordarlo, porque se supone que lo superé del todo. Simplemente olvido que no olvido y mi memoria suele traicionarme, sobre todo cuando me encuentra despistada.

 Se lo digo para que no se sorprenda si de vez en cuando se descubre vagando por mi mente.

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