Historia impropia
Pongamos que un fulano va tranquilo por la vida hasta que se topa con una mengana, una que no tiene mucho de especial, que puede encajar en el promedio de menganas que van caminando por ahí por la calle, el fulano la ve y siente la necesidad de buscarla, hablarle, conocerla. Pongamos que la mengana, que anda por ahí, viviendo su vida con unos cuantos agobios, también lo nota y también se interesa en el fulano, porque sabe que cada persona es un mundo diferente y que de todos puede aprender mucho, y aunque a veces repele la compañía, otras veces se muestra presta a compartir pedacitos de su vida con desconocidos. Entonces se conocen y a la mengana le parece interesantísimo que al fulano le guste escalar, viajar, leer a Allende, relatar con precisión absoluta sus recuerdos y caminar mucho, así que le sigue hablando y empiezan a compartir cada vez más el uno al otro de lo suyo. Con todo esto, el fulano empieza a tener un interés diferente y, más allá de la belleza de la mengana,...