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Mostrando entradas de agosto, 2017

Sinmigo

Ya no me interesan mis manos. No quiero tenerlas si con ellas no puedo tocarte, escribirte o coger las tuyas. Tampoco me interesan mis ojos, ¿alguna vez dijiste que te gustaban mucho? Bueno, pues te los regalo, seguramente no brillan como en ese momento, pero tal vez podás conseguir un poco más de brillo si mi mente no los opaca recordándote mientras hablabas y ellos sólo podían admirarte. Es más, es probable que no se empañen con lagrimas si sos vos quien los tiene, y yo ya no puedo ver igual la vida, así que de todas formas debo cambiarlos. Las teorías sobre viajes en el tiempo también dejaron de parecerme interesantes; si no hay un desarrollo físico a la posibilidad de volver a tus ojos enamorados, no me interesa que el hombre consiga la fórmula para manipular la velocidad de la luz sin desintegrarse. Menos aún quiero ver los amaneceres, no quiero ver cómo se curva el rojo y yo me doy cuenta de que no vas a volver, no quiero que cada día empiece y termine sin vos, no quiero los d...

Cómo pesa el amor

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Noche cerrada ciega en el tiempo verde como la luna apenas clara entre las luciérnagas. Sigo la huella de mis pasos, el doloroso retorno a la sonrisa, me invento en la cumbre adivinada entre árboles retorcidos. Sé que algún día se alzarán de nuevo las yemas recién nacidas de mi rojo corazón, entonces, quizás, oirás mi voz enceguecedora como el canto de las sirenas; te darás cuenta de la soledad; juntarás mi arcilla, el lodo que te ofrecí, entonces tal vez sabrás como pesa el amor endurecido. Gioconda Belli