Sinmigo
Ya no me interesan mis manos. No quiero tenerlas si con ellas no puedo tocarte, escribirte o coger las tuyas. Tampoco me interesan mis ojos, ¿alguna vez dijiste que te gustaban mucho? Bueno, pues te los regalo, seguramente no brillan como en ese momento, pero tal vez podás conseguir un poco más de brillo si mi mente no los opaca recordándote mientras hablabas y ellos sólo podían admirarte. Es más, es probable que no se empañen con lagrimas si sos vos quien los tiene, y yo ya no puedo ver igual la vida, así que de todas formas debo cambiarlos. Las teorías sobre viajes en el tiempo también dejaron de parecerme interesantes; si no hay un desarrollo físico a la posibilidad de volver a tus ojos enamorados, no me interesa que el hombre consiga la fórmula para manipular la velocidad de la luz sin desintegrarse. Menos aún quiero ver los amaneceres, no quiero ver cómo se curva el rojo y yo me doy cuenta de que no vas a volver, no quiero que cada día empiece y termine sin vos, no quiero los d...